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Primer (último) examen — y contando…

Nunca pensé que llegaría a disfrutar tanto de la época de exámenes finales en la universidad. Es mas, nunca pensé si quiera en considerar extrañar esa adrenalina que se siente cuando le das la vuelta al papel y escuchas al profesor decir alto y firme: “ya pueden empezar”. Nunca pensé que caminaría con una sonrisa por el campus hacia el aula, escuchando Taylor Swift a todo volumen, e intentando no pensar en la teoría que, con tanto esfuerzo, memoricé la noche anterior. Nunca pensé en apreciar esos momentos de suspenso, incertidumbre, ansiedad, ambición, alivio y emoción. Pero hoy, sin pensarlo, lo hice. Por primera vez: lo hice. Y se sintió tan bien.

Universidad de Navarra (Campus de Pamplona)


Este ultimo año ha sido de los mas difíciles de mi vida. Sentí que se me iba acumulando reto tras reto, tarea tras tarea, escalón tras escalón, y no había momento para respirar y recuperar el aliento. Viví en una carrera constante conmigo misma y, mientras lidiaba con todas las responsabilidades del ultimo año de carrera, tuve también que convivir con millones de emociones encontradas, recuerdos inconclusos, decepciones amorosas, y hasta un nuevo tipo de crisis existencial. Me cuestioné, a detalle, cada decisión que tomaba porque tenia miedo de volverme a equivocar. Me limitaba a decir cómo me sentía en un intento por evadir confrontaciones. Me refugié en el pasado pensando que, de alguna u otra forma, podría devolverme la paz interior que tanto anhelaba. Pero fallé hasta el punto de no querer moverme de mi cama. Y luego de muchas lagrimas, noches sin dormir, pesadillas escalofriantes, pensamientos agobiantes, emociones incomodas, situaciones sin resolver, miedos y periodos de sentirme estancada, logré (por fin) ponerme de pie.
Opté por reconstruirme; reinventarme; rencontrarme a mí misma y tomarme la vida “un día a la vez”. Logré salir de la agobiante encrucijada que parecía no terminar nunca y acepté que nunca seré capaz de alcanzar el perfeccionismo, control absoluto ni las respuestas que tan desesperadamente buscaba. Entendí que mi paz y felicidad no dependen de nadie mas que de mi. Me atreví a hacer las paces conmigo misma y recuperar el tiempo perdido que malgasté lamentando mis supuestas “pérdidas”. Interioricé el dicho: “de los fracasos también se aprende”. Me di cuenta de que no necesité nunca de nada ni de nadie para sentirme completa, capaz, querida, valiosa, fuerte, bonita y segura. Supe que, mi propósito lo defino yo: y me propongo definirlo a lo grande.
Pero, sobretodo, comprendí que las cosas siempre pasan por una razón que tal vez hoy no entienda pero que mañana de seguro agradeceré. Y que, mientras estoy en ese proceso de soltar, sanar y aprender, también puedo ser feliz y disfrutar de la vida. Por más difícil que a veces parezca.
Así que mi primer ultimo examen me sirvió para darme cuenta de muchas cosas que espero les sirva a ustedes como fuente animo y esperanza. Ahora que estoy próxima a graduarme y despedirme de este campus tan bonito y todas las experiencias que pase dentro de él, me doy cuenta que pude haber omitido tantos malos ratos sin tan solo hubiera leído un post así: como este. Por eso les digo que: espero que estén disfrutando de sus tardes interminables de café y estudio, los breaks calculados con timer para recargar energías, el tiempo de compartir con amigos (el sufrimiento es tolerable cuando se esta bien acompañado) y la lista de planes para el verano que crean en su cabeza antes de irse a dormir para motivarse a terminar el año con éxito.
¡Mucha suerte!

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